El verano ha llegado y, si no has sido previsora a la hora de preparar tu piel, debes ponerte manos a la obra sin perder un minuto. A lo mejor eres de las que piensa que al haberte aplicado una crema hidratante durante el invierno, tu piel ya está lista para el periodo estival pero nada más lejos de la realidad. Durante el resto del año, la piel acumula células muertas que quitan luminosidad a la piel.
Hay muchos trucos y consejos que puedes seguir para la puesta a punto de tu piel pero como ya estamos disfrutando del verano y no podemos perder tiempo, te voy a dar unos consejos muy básicos para preparar tu piel y que puedes realizar desde ya.
- En primer lugar debes exfoliar tu piel para acelerar la regeneración de la piel. La exfoliación es la mejor manera de deshacerse de esas células muertas que nuestra epidermis acumula durante el invierno, activa la circulación, aporta elasticidad y hace que nuestra piel sea mucho más suave y luminosa. Lo ideal es exfoliar la piel una vez por semana pero si tienes la piel sensible lo puedes hacer cada 10 o 15 días.
Habitualmente, los exfoliantes se utilizan en la ducha con agua calentita para que la piel se reblandezca y te puedes ayudar de un guante especial para extender el producto. Después de la aplicación hay que aclarar la piel con abundante agua y si es fresquita mucho mejor ya que activa más la circulación. El éxito de una exfoliación no está en la fuerza con la que se aplica el exfoliante sino en la constancia.
Hay muchos productos exfoliantes en el mercado pero a mí, en general, me gustan los productos de belleza naturales y, en particular, me encanta el exfoliante de azúcar morenoque contiene ingredientes procedentes de agricultura ecológica. La caña de azúcar y los aceites vegetales de sésamo y albaricoque hidratan y suavizan la piel y los aceites esenciales de eucalipto y lavandín producen una sensación de frescor y bienestar en general.
- En segundo lugar hay que hidratar la piel. Este paso es imprescindible para lucir una piel bonita porque aporta luminosidad y contribuye a que la superficie sea más homogénea. Como habitualmente en verano nuestra piel se reseca por el cloro de las piscinas y la sal del mar, debemos hidratarnos con cremas ricas en nutrientes y en el rostro es conveniente aplicar siempre hidratantes con un alto factor de protección.
- En tercer lugar hay que proteger la piel. Cuando nos disponemos a comprar los protectores solares siempre dudamos si con tanta protección nos pondremos morenas. Pues la respuesta es afirmativa. Además si antes de comprar el protector solar, comprendes los efectos dañinos del sol, te aseguro que preferirás ponerte morena de una forma más lenta pero segura que atiborrarte de sol en las peores horas del día sin proteger tu piel.
Siempre debes comprar un protector solar que te proteja de los rayos UVA Y UVB. Ambas radiaciones ultravioletas tienen efectos nocivos, aunque son diferentes. Los rayos UVA son los responsables de de la pigmentación inmediata de la piel durante el proceso del bronceado y puede provocar enrojecimiento, manchas y envejecimiento cutáneo pero no provocan quemaduras por lo que, de manera errónea, se piensa que no son nocivos pero nada más lejos de la realidad, ya que reducen el colágeno y la elastina y no tienen piedad con los melanocitos. Los rayos UVB tienen mayor energía y es muy dañina, son los responsables de las quemaduras y melanomas.
Además de aplicar un buen protector solar para cuidar tu piel, es aconsejable evitar la exposición en las horas centrales del día y durante los primeros días tomar el sol en tramos cortos de tiempo.
