Belleza y estética, cómo evitar consecuencias negativas

Muchas veces damos por sentado ciertos conceptos y no nos tomamos el tiempo necesario para repreguntarnos si eso que escuchamos y llegamos a pensar es tan así. En ese sentido, el ideal de belleza de la mujer es uno de los más divulgados y aceptados sin siquiera a veces, entender bien a qué nos referimos y qué consecuencia tiene.

Este ideal de belleza femenino es una noción socialmente construida que tiene como premisa que el atractivo físico en las mujeres es una de sus características más importantes, la primordial, podríamos decir.

Pero este atractivo, claramente, está distorsionado, estereotipado y muy sesgado por la mirada occidental de lo que es bello y de lo que no lo es. Además, claro está, es sumamente elitista y discriminador.

Estos ideales de belleza se centran en la corporalidad femenina, y presionan a las mujeres en pos de “cuadrar” con ese ideal, esa definición de lo “hermoso”.

Pero aquí hay que decir las cosas claras como lo son: esta presión por querer o “deber” cuadrar en ese ideal de lo hermoso, trae consigo consecuencias psicológicas, emocionales y también físicas, que distan notablemente en un ideal centrado en la salud y bienestar de las mujeres.

Estamos refiriéndonos a frustraciones, malestares, trastornos alimenticios, depresión y baja autoestima, todo en pos de lograr una imagen que cuadre con lo que se pretende que la belleza es. Y esto mismo suele darse desde la adolescencia temprana estirándose luego en gran cantidad de años de la adultez.

Este ideal de belleza muchas veces está representado en los cuentos de hadas y las películas y series de la televisión. Durante muchísimos años, la belleza estuve relacionada con ser de tez blanca, económicamente privilegiada, virtuosa, y con un físico atractivo.

En contraposición a la heroína bella de estos cuentos, series y películas, la malvada siempre solía estar representada con un aspecto físico desagradable, y más bien como una persona anciana, haciendo un paralelismo entre su supuesto desagradable aspecto y su maldad como persona. Grave error, muy estereotipado y discriminatorio.

Todo esto no hizo más que remarcar la presencia de un estilo de belleza predominante, incluso hasta colonizador y discriminatorio. Como podían ser también los vinculados a la delgadez, la altura y también los rasgos del rostro.

Pero este problema también se extiende a los medios masivos de comunicación en la actualidad. Los concursos de belleza y los desfiles de moda tantas veces exhibidos a través de ellos no hacen más que perpetuar estas ideas de lo que es bello y lo que no lo e en las mujeres.

Hoy día también las redes sociales fomentan muchas veces estas cuestiones. La “adoración” por la imagen, los filtros de los distintos programas, no hacen otra cosa que distorsionar la realidad tal como es, obligando a sus usuarios a mostrarse no como tal cual son, sino cómo pueden llegar a verse más sofisticados.

La presión sobre los cuerpos femeninos sigue siendo una realidad, aunque ahora llevada a otras esferas. El mostrarse bella muchas veces termina siendo una imposición y una necesidad, y se prima el contenido de lo estético por sobre el emocional o intelectual.

Seguimos asistiendo, en definitiva, a una estereotipación y discriminación de lo bonito por sobre la esencia verdadera de las personas.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí