Son muchas las personas que dicen que eres lo que comes y definitivamente no hay nada más cierto que eso. Por ejemplo, cuando tienes el pelo seco, da igual cuantos productos para el pelo utilices, puede que deje de estar seco por unas horas por medio de unas mascarillas o suavizante pero en cuando le pase el efecto da igual cuanta mascarilla te hayas puesto, el pelo seguirá seco y maltratado. Sin embargo, cuando cuentas con una buena alimentación que cuide tu pelo, se hidratará de manera natural.
Con la piel pasa exactamente lo mismo. Si mantienes una alimentación sana, lo más probable es que tu piel esté hidratada y se vea joven, sin embargo si comes cualquier cosa a cualquier hora del día, entonces lo más probable es que tengas problemas de piel.
Esto pasa por que el cuerpo toma de los alimentos que comemos lo que le sirve para poder estar bien y regenerarse, pero si comemos basura y cosas que el cuerpo no necesita, al final él se convertirá en lo que come.
Recuerda que los alimentos son los que te dan el rendimiento físico y mental en todo momento.
Este tipo de cosas, son muy fáciles de aprender por ejemplo en los cursos de nutricionista a distancia.
Cuando aprendes a alimentarte por medio de una correcta y sana nutrición, comer no se convierte en algo tedioso, sino que aprendes a disfrutarlo porque conoces lo que cada alimento está haciendo en ti.
Comer en la cantidad adecuada
Cuando comes, no sólo debes preocuparte de lo que estás comiendo sino de cuanto estás comiendo. Lo que comes debe ser suficiente para que tu cuerpo quede saciado completamente y debe tener la energía suficiente para que el cuerpo se siga regenerando y los órganos sigan creciendo. Por ejemplo, no vale de nada que tengamos una alimentación con 0 grasas, ya que la grasa es necesaria es la medida justa.
Una de las reglas que nunca debes olvidar en lo que a nutrición se refiere es que el exceso o falta de alimentos son igual de dañinos para la salud.