Los pies son una de las partes más castigadas del cuerpo, sobre ellos permanecemos apoyados la mayor parte del día y con ellos llegamos a caminar unos 12.000 kilómetros a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, habitualmente no les prestamos la suficiente atención, descuidamos el tipo de calzado y, hasta que no se presenta alguna dolencia, no acostumbramos a acudir al podólogo.
Por estos motivos los pies sufren mucho, y sobre todo en invierno. La estructura de los pies es tan fuerte que solemos abusar y evitar el médico si no sentimos algún malestar. En el post de hoy os daremos algunos consejos que harán que tus pies estén más sanos.
Uno de los cuidados a incorporar a tu rutina semanal es un buen baño de pies, sumerge los pies en agua caliente con sal para relajarlos, y, alterna con baños de agua fría, durante un minuto, y agua caliente, dos minutos, así lograrás estimular la circulación sanguínea. Si añades al agua unas gotas de aceite de limón y hierbabuena, esto le dará muy buen olor a tus pies, es el mejor desodorante natural. Y después del baño, aprovecha para limar con cuidado todas las callosidades con la piedra pómez.
Los masajes de pies también ayudan en la salud podal. Masajear los pies de forma habitual evita la formación de durezas y es muy relajante. Para conseguir una mayor efectividad se recomienda utilizar una crema hidratante de cuerpo o manos o un aceite aromático. Los masajes consisten en estirar los dedos y realizar movimientos verticales de delante hacia atrás para agilizarlos. Practicar un poco de ejercicio específico puede ser muy resolutivo, caminar sin calzado y hacer estiramientos y rotaciones, resulta muy beneficioso.
Además es necesario prestar especial atención a la hora de cortar las uñas, para evitar que se encarnen y se hagan rozaduras. Habitualmente se recomienda que las uñas se corten rectas para evitar que éstas se introduzcan en el dedo, aunque lo mejor es que consultes a tu podólogo cual es la mejor forma de cortarlas para tu tipo de pie.