Existen diferentes razones por las cuáles puede resultar muy beneficioso darse una ducha con agua fría, cambiar la temperatura del agua es una de las mejores medidas. Sabemos que una ducha caliente es uno de los grandes placeres de la vida, pero si pensamos en nuestra salud enfoquémonos en el agua fría.
Después de una larga jornada laboral o ni bien nos despertamos la ducha es una gran solución. No existe nada mejor que unos minutos debajo del agua entre aromas agradables y geles para cambiarnos el humor y sentirnos espléndidas.
Pero, contrariamente a lo que podemos pensar, las duchas frías tienen mejores propiedades que las duchas calientes. Gracias a una temperatura inferior del agua estaremos en condiciones de regular el estrés, mejorar la circulación e incrementar la vitalidad.
Sabemos que habituarse a la baja temperatura del agua puede llegar a ser difícil, pero las personas que se animaron a tomar una ducha fría coinciden en que es una de las mejores decisiones que pudieron tomar. No será necesario hacerlo de golpe, pero si podrá ser un hábito que se vaya adquiriendo podo a poco, de forma gradual.
Para comenzar podrás animarte a tomar una ducha con agua tibia, lavarte el pelo, enjabonarte de forma habitual y cuando retires el jabón del cuerpo hacerlo con agua fría y a pequeños chorros. No es necesario que lo hagas con agua helada, pero si que notes una sensación de frescor en la piel.
Si vas tomando este hábito poco a poco empezarás a ducharte con agua fría sin haberte dado cuenta. También puedes animarte y escoger realizar una ducha con agua totalmente fría al menos un par de veces a la semana, pero los resultados no serán los mismos.
Cuando el agua fría entra en contacto con la piel se genera que las pulsaciones se eleven de forma inmediata incrementando el flujo sanguíneo. Esto generará que te sientas, de forma inmediata, con más energía. Será como tomarte un café fuerte pero sin tener efectos colaterales y el bajón que suele preceder después de horas.
Además, la piel comenzará a verse mucho más brillante y tersa. El agua fría es ideal para la piel porque estira los poros y hace que el resto de la suciedad no ingrese en ellos. La temperatura baja del agua genera que el exceso de la grasa en la piel se vaya, lo que es ideal si tienes la piel con tendencia grasa. Con el paso de los días tu cutis se verá mejor y mejor, mucho más limpio e hidratado.
Si vas a darte una ducha fría todas las mañanas el humor mejorará. Además se estar más relajada, la exposición frecuente al agua fría provoca que el cuerpo aprenda a lidiar con momentos de estrés con mayor facilidad, ya que se acostumbrará a responder de manera más tranquila a los shocks.
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