Cada día somos más conscientes de los riesgos de abusar del sol para mantenernos bronceados: envejecimiento de la piel, manchas, arrugas e, incluso, cáncer. Sin embargo, no queremos renunciar a lucir ese tono que tanto nos favorece y que nos proporciona un aspecto saludable.
Para solucionar este «conflicto» surgieron los primeros autobronceadores que, con el tiempo, han evolucionado considerablemente transformándose en cremas hidratantes cuyos agentes autobronceadores consiguen un bronceado uniforme y fácil de utilizar.
A la hora de usar cualquiera de estos productos debemos tener en cuenta que cada piel es distinta y los resultados variarán en función de la capacidad de absorción de nuestra epidermis. Por ello, quizá necesitaremos probar varias cremas hasta encontrar la ideal. También hay que tener en cuenta que, en general, los autobronceadores de tipo progresivo son más fáciles de usar.
Para conseguir los mejores resultados seguiremos una serie de normas básicas:
- En primer lugar debes saber cuál es tu tipo de piel, porque de ello dependerá la elección de la crema más adecuada.
- Lee bien las instrucciones de uso y síguelas al pie de la letra.
- Antes de aplicar el autobronceador es recomendable realizar un peeling para eliminar las células muertas y conseguir una mejor aplicación del producto.
- Presta mucha atención a las cejas, la línea del pelo y la barbilla para que no se acumule la crema.
- Lávate bien las manos después de cada aplicación.
- Comprueba si el autobronceador contiene algún grado de SPF y tenlo en cuenta.