Una bebida cada vez más de moda no solo por su sabor sino por los aportes que da al ser humano.
De sobra conocidas son sus propiedades como poderoso antioxidante. Un alto contenido en catequinas e isoflavonas lo convierten en un aliado perfecto para luchar contra el envejecimiento y contra el endurecimiento de las paredes arteriales producido por el paso del tiempo. Además, en personas de tercera edad, se ha demostrado que su consumo ayuda a mejorar la flexibilidad y resistencia de los músculos.
Su contenido en teina, no muy elevado, lo convierte en un buen amigo para conseguir mantenerse alerta y concentrado sin suponer algo que altere especialmente al sistema nervioso, como puede hacerlo el exceso de café o de otros tipos de té.
Además, cada vez hay más estudios, y cada vez más prestigiosos, que declaran que el té verde posee cualidades anticancerígenas. Debido, igualmente, a sus propiedades antioxidantes. Hay quien cree (aunque no está demostrado) que el consumo de té verde es el que provoca que los índices de algunos tipos de cáncer (como el de próstata) sean más bajos en Asía.
Ayuda a perder peso. Reduce la acumulación de grasa en el hígado y es un quemador de calorías natural. No hay milagros, todo hay que acompañarlo de una correcta alimentación y de un poco de ejercicio, pero es cierto que el consumo de éste té tras las comidas principales del día puede ser de gran ayuda para mejorar y acelerar tu plan de adelgazamiento.
Los últimos estudios además de todo esto añaden que el té verde puede ser bueno para los dientes y encías. Las catequínas que posee el té matan las bacterias cariogénicas. En 1990, el doctor Hattori lo descubrió y demostró como éstas inhiben el proceso que supone que éstas bacterias produzcan sarro. No es de estrañar así que en países como China o Japón, donde tomar té verde es una auténtica tradición, las dentaduras luzcan de gran forma.
