Hay tantas opciones que a veces no analizamos bien cuál es la correcta. Te presentamos las ideas claves para realizar tu elección.
Elegir el tono es tan fácil como ponerte un poquito en la mano y esperar a ver si se funde con tu color. Lo más cerca a lo que existe es lo que debes llevarte.
Más complicada es la decisión sobre el formato. Hay maquillaje en barra, mejor para pieles secas, cómo para llevar en el bolso, con un acabado no muy conseguido si vas a maquillarte para algún acontecimiento muy formal pero perfecto para el día a día.
Lo hay en mousse, muy cómodo de extender, da a la piel un aspecto luminoso, un toque aterciopelado, suelen ser tonos naturales y ligeros. Igual que lo son las bases fluidas, donde tenemos las hidratantes, que ofrecen un aspecto satinado y luminoso. O mate, que atenúan las imperfecciones pero de forma muy sutil, son ideales para pieles tirando a grasas.
Después hay las bases de maquillaje compactas. Unifican la tez y son las que mejor cubren las imperfecciones. Es quizá para los eventos o acontecimientos más formales. Las hay en crema, muy adecuadas para pieles secas, o en polvo, más acorde con las que van con prisa, y adecuada para pieles que tienen a sufrir de los temidos brillos en la cara.
No olvides probar siempre la base antes de comprarla, por mucho que te digan o te expliquen, tu piel es la que tiene que decidir. Hidrata la piel antes del maquillaje y después de él, la dejas mucho tiempo sin respirar y lo necesita. Aplica la base sobre la piel limpia de los restos del día anterior. Lo mejor es que te pongas polvos sobre la base de maquillaje y después le des el toque con los coloretes, y no abuses. Es mejor usar un buen corrector en puntos clave que poner demasiada cantidad de base a modo de capas.