Pueden ser la solución ideal para quienes tienen el hábito de mordérselas.
No siempre es fácil mantener unas manos perfectas. En ocasiones no sólo basta con el cuidado que le dediquemos a diario en casa sino también puede afectar la mala alimentación, el clima adverso, etc. O simples y malas manías como morderse las uñas o los padrastros.
Para eso hay una solución artificial que ni siquiera lo parece. Son las uñas de gel, que dan a las manos un aspecto bonito y cuidado y permiten tener una manicura perfecta durante varias semanas. Tienen un aspecto natural y un brillo que se diferencia de las uñas de porcelana u otras artificialidades.
El gel se puede preparar en un molde o en la propia uña. Una vez colocada en la superficie se moldea fácilemente con un control absoluto por la facilidad de esculpir que da este producto. No importa si tu uña natural es estriada, mordida o estropeada, el gel se adapta a cualquier superficie y queda totalmente liso y como nuevo. La durabilidad es de hasta meses pero se recomienda una revisión cada tres semanas para ir arreglando la parte nueva que nace. Se llama rebalance, que protege la salud de la uña natural y alarga el servicio de la artificial.
Las uñas de gel pueden encontrarse en casi todas las peluquerías, salones de bellezas o centros especializados que vayas. Tardas una hora más o menos y su coste varía entre los 20 y los 40 en función del lugar y del tratamiento que lleves después. Su revisión es puntual y puedes pintártelas como quieras, incluso la manicura francesa también vale aunque eso requiere más revisiones que un color, porque el nacimiento de la uña se percibe más.
Aunque apostamos siempre por lo natural, a veces lo artificial es más práctico, como en este caso.