Los influencers son una nueva profesión un tanto idealizada en la sociedad de la imagen en donde la felicidad se confunde con un like.
La superficialidad de las publicaciones
Desde hace un tiempo se escucha con relativa frecuencia el concepto ser influencer, y alguien con sentido común se pregunta en esencia, qué significa ser realmente influyente. Dónde quedan en el ánimo de los seguidores muchas de las publicaciones de esas personas que a golpe de “like” exponen una sonrisa constante y una vida que se nutre de un escaparate totalmente irreal.
Solo hay que ser persona para saber qué significa realmente vivir y está claro que en la vida de todo ser humano existen situaciones de dolor, tristeza y sufrimiento. Y sin embargo, a las influencers se les da el valor de la inspiración, casi como si fuesen un símbolo de cultura. Evidentemente, forman parte de una nueva realidad social que ha surgido también gracias a la era de las nuevas tecnologías.
Lo negativo no es tanto que algunas influencers den tanto valor a la apariencia y a la estética, sino cómo influyen estas personas en los colectivos más vulnerables, adolescentes que toman a estas personas como un referente a seguir en el ideal de la felicidad. Y es que, cualquiera puede envidiar si se deja llevar por el primer impulso, la vida eternamente ideal de personas que en algunos casos, incluso, sobreexponen la vida de sus propios hijos en las redes sociales. Es todo muy complejo, más de lo que a veces parece a simple vista.
Ser influyente es algo mucho más profundo que tener un montón de likes en una fotografía o recomendar marcas determinadas. Ser influyente, en el sentido más profundo de la palabra, implica hacer pensar a las personas, hacerles reflexionar sobre temas que pueden mejorar su vida. Y la moda no es un aspecto superficial, sin embargo, a veces es tratada como tal en muchos blogs temáticos y cuentas de Instagram.
Tal vez en algún momento has tenido la sensación de vacío que te queda en el ánimo después de consultar distintas publicaciones en Instagram de personas que publican fotos a todo color de una vida que ha dado lugar a un nuevo concepto de fama. Una fama efímera ya que pocas profesiones están tan condicionadas por la edad como esta de ser influencer.
Lo viral no mide la influencia
La obsesión continua de hacer fotografías incluso de los aspectos más superficiales para compartirlos en redes sociales como si hechos tan sencillos como el menú del mediodía fuese motivo de trascendencia. Sin duda, la verdadera influencia nace de la cultura. Y la percepción que queda en el lector después de haber leído un libro, es totalmente distinta a la que tiene de muchas de las publicaciones de esas personas supuestamente influyentes que precisamente porque no lo son tanto, actualizan constantemente sus publicaciones. Muchas de sus fotos tienen mucho impacto en «likes» pero poco en términos de trascendencia en la vida de esas personas.
Son personas que pueden aportar un entretenimiento, sin embargo, conviene observar esas vidas de color de rosa con la distancia que conviene para no confundir lo virtual con lo real.